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RECURSOS

¿Cómo contender por la fe? (2a parte) – Judas 20-21

20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,

21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.


En la contienda por la fe el creyente debe tener una fe fortalecida. El cristiano debe estar bien preparado. Estos versículos nos presentan cuatro maneras de cómo el creyente y la iglesia pueden tener una fe fortalecida para estar preparados en la contienda por la fe.


1) El primer aspecto es edificarse sobre la Palabra de Dios (v. 20 a).

Solo la fe que viene de la Palabra es lo que hace maduro y perfecto al cristiano (2 Ti 3:16-17). Si tu fe no está fortalecida, los resultados de la lucha no van a ser los mejores. Estudiar la verdad te dará seguridad como cristiano y como testigo para llegar a otros. No es necesario que conozcas toda la Biblia.


Pero este mandamiento de edificarse, teniendo como fundamento la Escritura, no es solo para el creyente individual, sino que incluye una edificación entre hermanos (Ef 2:19-22). Nosotros sólo creceremos como debemos si participamos de la vida de la iglesia local. Nadie puede madurar en su fe sin el ánimo, el consejo y la amonestación de otros creyentes. La congregación es el terreno donde crece la fe.


2) El segundo aspecto es por medio de la oración (v. 20 b).

La expresión “orando en el Espíritu Santo” no se refiere a las palabras que estamos diciendo. Más bien, se refiere a cómo estamos orando con el corazón y la mente. Orar en el Espíritu debe entenderse como orar en el poder del Espíritu, por la dirección del Espíritu y de acuerdo con Su voluntad (Ro 8:26-27; 1 Jn 5:14).


Pero la oración no es solo una disciplina individual, sino que debe ser una práctica esencialde toda la iglesia. La oración conjunta no es una forma cristiana de comenzar y terminar una reunión. No es un apéndice del "trabajo real" de la iglesia. La oración es el trabajo de la iglesia.


Si no oramos, no vamos a poder rescatar a aquellos que están perdidos y engañados por las mentiras de la falsa doctrina. Sin la oración, no podemos ni siquiera pensar en salir a pelear por la fe.


3) El tercer aspecto como individuos y como iglesia es permanecer en el amor de Dios (v. 21 a).

La manera como permanecemos en el amor de Dios es por medio de obedecer Sus mandamientos (Jn 15:9-10). Conservarse en el amor de Dios significa mantenerse obediente a sus mandamientos. Y cuando el creyente permanece obediente, disfrutará de toda la plenitud del amor de Dios.


Esto es opuesto a lo que hacen los falsos maestros. Ellos “convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios” (Jud 4) y pecan descaradamente. Pero, contrario a los falsos maestros, los verdaderos discípulos de Cristo continúan en la fe y no viven como incrédulos. Los verdaderos discípulos pueden pecar, pero no practican el pecado conscientemente (1 Jn 3:8-9).


Hermanos, el testimonio de amar a Dios por medio de nuestra obediencia es

esencial en la batalla por la fe. Aquellos que están confundidos por la falsa enseñanza no solo van a escuchar lo que decimos, sino que sobre todo van a evaluarnos si realmente estamos obedeciendo la Palabra.


4) El cuarto aspecto para tener una fe fortalecida y estar capacitado en la contienda por la fe es prepararse para el regreso de Cristo (v. 21 b).

Esperar la misericordia de nuestro Señor Jesucristo significa vivir a la luz del regreso de Cristo, vivir a la luz de la eternidad, esperando ansiosamente el día que lo veamos.


Y esperar por este acontecimiento significa vivir cada instante preparado para que Cristo venga en cualquier momento. Esta esperanza prepara al creyente. Es “una esperanza purificadora" (1 Jn 3:2-3). Esto es un llamado a vivir en santidad, porque lo que nos espera es la misericordia más grande de todas.



En la batalla por la fe es muy importante señalar esto y oponerse al estilo de vida temporal y mundano que los falsos maestros promueven y que muchos cristianos engañados viven (Fil 3:20-21).


El creyente debe dejar de mirar la tierra y mirar al cielo de Dios. Debe dejar de poner sucorazón en lo temporal y colocar su corazón en la eternidad con Cristo.


Versículos relacionados con el tema:

1 P 3:15, 2 Ti 3:16-17, Ef 2:19-22, 1 P 4:10-11, Ef 6:18, Hch 2:4-12, 42, Ro 8:26-27, 1 Jn 5:14, Hch 12:5, 12-16, 1 Jn 2:3-5, Jn 15:9-10, Fil 2:12-13, Jud 4, 1 Jn 3:8-9, 1 P 1:3-5, 1 Jn 3:2-3, Fil 3:20-21

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